11 de Setiembre del 2001 | |
Estados Unidos | |
American Recordings | |
Thrash Metal |
01. Darkness of Christ
02. Disciple
03. God Send Death
04. New Faith
05. Cast Down
06. Threshold
07. Exile
08. Seven Faces
09. Bloodline
10. Deviance
11. War Zone
12. Here Comes the Pain
13. Payback
Slayer es un nombre que no necesita mucha presentación dentro de este inmenso mundo metalero, porque es una banda que desde sus inicios y hasta sus nuevas reuniones, la banda tiene una infinidad de copias en el mundo. Entonces, que hicieron antes o que hicieron durante de mucha información que existe en la rede hoy en día de una de las bandas más importantes del Thrash Metal mundial, pues esta vez escribiremos de un disco que no representa el sonido conocido de la banda de discos de los 80s o 90s, pero si fue aquel que logro unificar su esencia tradicional con lo que paso desde su debatible “Divine Intervention” (1994), disco que empezó el nuevo camino de la banda y tuvo sonidos e ideas distintas a las que conocemos hoy en día, y quizá muchos ni se acuerden que esta inmensa banda piso áreas que el mismo Kerry King dijo que jamás lo haría, pero los tiempos cambiaban y ellos también sufrieron los golpes de las nuevas metaleras, rockeras o como deseen llamarlos, y dentro de ese nuevo rubro “Undisputed Attitude” (1996) y “Diabolus in Música” (1998) fueron aquellos discos que mencionan los fanáticos más por la idea controversial de su cambio musical. Pero dentro de este concepto el disco que logro unificar todo esto fue “God Hates Us All” (2001), el cual es de aquellos álbumes que mezclaron muy bien todo lo que pasaba en aquellos años dentro de la banda, y presentaba su cara al futuro, aunque eso no volvió a pasar, pero encontraron el equilibrio general en este noveno disco.
El camino de Slayer tuvo muchas controversias antes de este disco, porque se dijeron muchas cosas, muchas palabras vertidas por el controversial Kerri King quien estuvo en contra de este estilo llamado New Metal o alternativo, pero luego el mismo en discos de finales de los 2000s iba a adentrarse de ese sonido para probar la sensación del mundo en ese momento y no morir en el intento de seguir siendo una banda del recuerdo, y desde ese punto de vista, es comprensible eso de seguir dentro de los reflectores, porque todas las bandas grandes lo hicieron de esa manera. Entonces, recuerdo los comentarios de discos que no satisfacían en su momento a los fanáticos y de cómo sus seguidores se dividieron en opiniones, y bla bla bla… Porque todo eso ya se sabía que iba a pasar, pero “God Hates Us All” (2001) regresa el sonido clásico de Slayer y lo une con lo último que estaba pasando y tuvo una portada muchos agresiva que pasados discos, que realmente reflejaba el concepto del disco, y ese nombre decía mucho más que muchas otras bandas, y siendo por ese sentido que en su momento me incline a escuchar ese disco, porque quería saber que es lo que había detrás de esa portada, y la sorpresa fue grata del disco, porque era el Slayer que conocí y desconocido, pero solidificado en uno solo, y eso era lo bueno, y aunque luego de este la banda regreso casi por completo a sus discos de los 80’s y 90’s en “Christ Illusion” (2006). Pero demostraron que podían seguir avanzando dentro de nuevas ideas en su música, pero como toda banda grande, la opinión de los fanáticos pesa bastante, y ese fue el motivo de porque la banda regreso a su sonido más tradicional.
Desde que todo empieza con “Darkness of Christ” y termina con “Payback”, es el Slayer mejorado de sus tres últimos discos, potencia, lados grooves a borbotones y con un estilo moderno en la manera de cantar de Araya que al final termino siendo un icono en su estilo de cantar y antes nadie daba ni un centavo por su estilo, pero luego fue único y lo es. Canciones como “Disciple”, “New Faith”, “Bloodline” o “War Zone” tienen todos los elementos del viejo y de los últimos discos de la banda, y curiosamente este era el primer disco con Paul Bostaph que tenia una potencia inmensa en la batería, y aunque sea 100% fanático de como toca Lombardo en pasado discos de la banda, es en este disco donde este señor demuestra porque fue el reemplazo correcto para su antecesor y realmente este disco era todo lo que se espera de Slayer, vibrante y con esas ideas groove de la era, pero con más potencia que antes sin necesidad de pisar lo comercial, muestra de este tremendo crecimiento demoniaco en la batería, se puede escuchar en “Threshold”, donde el inicio de la canción es tremendo con todo redobles y los juegos de platillos, o sino con el mismo “Seven Faces” que era una versión más moderna de sus lados “Seasons in the Abyss”, y completamente inspirado en la ejecución de los parches. Entonces, el disco en sus 42 minutos demuestra el resultado final de su alejamiento y de como pudo ser la banda después, pero regreso a un concepto más conocido en su música en el 2006.
“God Hates Us All” (2001) de Slayer fue el resultado de su sonido alejado de su partes más salvajes o aceleradas que tuvieron en los 80s y 90s, pero al mismo tiempo fue la correcta conexión para este universo llamado Slayer, quizá no muchos lo vean de esta manera, pero es un disco que debería un mejor lugar dentro de su discografía por lograr la mejor cohesión de dos mundos en su música, y con la portada más directa que otras que fue vetada en todo país cristiano por ser muy agresiva para los seguidores de esa religión.