03 de Febrero del 2023 | |
Estados Unidos | |
Three Dog Music | |
Rock, Hard Rock |
Mi primer encuentro con The Winery Dogs fue cuando escuche “Time Machine”, y era un tema solitario al inicio creado por mutantes dentro del rock y metal progresivo. Así que luego de ese sencillo llegó su primer álbum homónimo el 2013, y aunque su música no era trascendental dentro de lo inmenso que es su temática rock que tiene la banda a nivel general. La música era fresca de cierta manera; siendo así que la banda comenzó su camino con ese primer álbum y luego lanzar su segundo álbum “Hot Streak” (2015), donde la banda seguía esta idea progresiva por momentos, pero siempre más inclinada al rock clásico de 80s y 70s. Entonces, luego de ese álbum, la banda anuncio un descanso prolongado para siguientes producciones, porque Mike Portnoy toca en miles de proyectos, Richie Kotzen tiene igual percepción de la música y finalmente Billy Sheehan con la misma idea de álbumes y bandas en todo el globo. Luego de 8 años “III” ¿Qué tendremos?... Pues veamos.
Un disco como “III” de The Winery Dogs tiene un solo sentido de verlo, porque cada músico añade su sazón, Richie Kotzen enamorado del rock de una cierta época de nombres grandes, algunas veces coloca pop en los ritmos, pero con dureza para no tener que estar hablando de otros estilos más mainstream. Luego Billy Sheehan, siempre será un monstruo en el bajo, porque sus dedos son como dos pedazos de metal que colocan blues, progresivo y tiene un sonido definido en su ejecución; siempre tiene una idea agigantada dentro de todas las producciones que realiza y de como no es necesario otro guitarrista cuando lo tienes de soporte en el bajo para solos o lo que sea, porque su manera de tocar es única hasta ahora. Y finalmente, tenemos al incansable Mike Portnoy, quien aunque sea el estilo que toque, caribeño, folclórico o hasta música de salón, siempre le da un toque metalero y duro a su ejecución. Porque coloca doble pedales, sus golpes en la tarola son fuertes y de uso rock en su ejecución, y siempre crea bastante diversidad dentro de los parches. Algunos creerán que eso está mal y no puede tocar otros estilos, pero si escuchas a Portnoy tocando en cualquier banda y su golpe es distinguible en todos los estilos, creo que no necesita amoldarse a otros estilos, porque tiene su presencia en todo lo que hace, e importa más que miles de bateristas o youtubers que pueden tocar de mil formas como el lo hace. Así que esos sueños de nuevos bateristas y youtubers, pues son húmedos a lado de su presencia como baterista en todo lo que hace, porque sabes que toca él y no un alucinado o malabarista que lo copia.
Desde que todo empieza con “Xanadu” y termina con “The Red Wine”, los encajes de estos monstruos son geniales, partes blues, partes rock, partes rock y la voz de Richie que jamás me termino de convencer desde su primer álbum con ellos, pero que al final de los 50 minutos termina siendo un gancho maduro para la música de The Winery Dogs. Además, los 8 años de silencio les cayó muy bien, porque en comparación de su disco del 2015, hay mucha más frescura en sus composiciones. No puedo decir original a nivel general, pero existen detalles que escuchas la presencia de ellos como banda, aunque sea solo sean 5 o 7 segundos por canción, sin olvidar que la presencia Lenny Kravitz en muchas de sus canciones es fuertísima y principal influencia de la banda para tener 10 canciones bien logradas. Y obvio, los destellos y solos de Richie a nivel personal tienen esas partes 90s que te recuerdan tormentas musicales, mientras todos los demás instrumentos descansan, el comienza los truenos y centellas para que en un instante de tiempo como en “Stars”, todos comiencen a loquearse en los instrumentos y tengas una banda haciendo jamming y sea complicado de ver hacía donde seguirá, un elemento usado desde los 70s para mantenerte a la expectativa de la música al rojo vivo.
“III” de The Winery Dogs es un disco que demuestra que todo lo que haga este trio siempre tiene un peso interesante en el rock, no necesita crear o presentar algo original, solo brindarte buenas sintonías y canciones que se te quedan sonando una y otra vez en el reproductor. Buen álbum.
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