23 de Junio del 2023 | |
Chile | |
Great Dane Records | |
Death Metal |
Eran inicios finales de los 90s e inicios 2000s, y una de las últimas generaciones chilenas más extremas, apareció con nombres como Totten Korps, Oratedgod (nacidos en los 90s, pero ambos editaron sus primeros álbumes a inicios de los 2000s) Melektaus, Trimegisto, Dethroned, Sheolgeenna, Norphelida, Inanna (la única que se salía del molde bruto) y los mencionados en esta crítica Thornafire, quienes estaban en muchas revistas chilenas de la época, y Grinder Magazine como siempre encabezaba estos medios promocionando a todos estos discos, donde la palabras de Andrés Padilla (editor) decían que eran la nueva generación de bandas brutales de Chile. La cual, de cierta manera así lo era, porque todas estas bandas tenían en común denominador de hacer las cosas brutales, aceleradas y con toneladas de blast beats en muchas de sus demostraciones y álbumes, y cada una era más brava que la otro. Donde se puede decir que tanto Alejandro Arce como Álvaro Sequeida fueron los bateristas más prominentes de esta escena extrema que estaba poblando Chile a inicios de los 2000s, e inclusive el último en mención llegó a ser invitado por la revista virtual Sickdrummer de Estados Unidos para ejecutar una canción de su banda años después. Entonces, con todos estos por menores y luego de una ausencia de 9 años, se tiene el sexto álbum de Thornafire, uno de los últimos estandartes de esa época bajo el nombre de “Leprosario Lazareto” y editado a través de Great Dane Records. El cual retoma esa idea bruta y tosca de la banda que siempre estuvo en su corazón ¿Será un disco prominente en lo que va del año?... Pues veamos.
Tomemos un poco de retrospectiva acerca de la historia de “Leprosario Lazareto” de Thornafire, el cual iba a ser lanzado inicialmente por Transcending Obscurity Records hace un año atrás, pero debido al cambio de dirección del sello de estar repitiendo la formula disonante en bandas extremas que hizo Willowtip Records hace más de 10 a 12 años, y según las palabras de Kunal hacía Víctor era que “la música no encajaba en la nueva línea del sello, porque es Death Metal clásico”. Pero la portada ya estaba hecha por Marcos Miller, y para no perder esta idea, el sello se las regalo para que la banda continue con este 6to álbum en estudio. Además, dentro de esta pequeña parte de la historia del disco, Víctor McNamara se hizo cargo nuevamente de todos los por menores de la banda e hizo un cambio de país hacía Polonia, donde se termino de hacer este nuevo álbum de la banda. Entonces, fue un disco que tuvo muchos traspiés para terminar su camino, pero como Víctor siempre estuvo detrás de todo, la banda continuó y ahora el disco está bajo la tutela de Great Dane Records. Donde la música sigue siendo tosca, técnica y bruta, con muchas formulas actuales dentro del Death Metal, pero que no tienen influencias en las bandas actuales, sino en las bandas que crearon este sonido hace más de 25 años.
Desde que todo empieza con “El Coro de los Hambrientos en tus Oídos Conchetumadre!” y termina con “Gracias por Entregarnos 37 Minutos de tu Vida”, no entiendo a qué le dijo clásico Kunal, porque si ponemos en la balanza, las últimas producciones de TOR tienen un perfil bajo si se compara con este disco, porque este disco sin necesidad de tener disonancia aburrida o super manoseada, entra dentro del grado bruto y tosco, con una dirección más frontal y de golpe en la cara, algo que muchas bandas modernas se olvidaron. Que el Death Metal debe de tener ese puñetazo en la cara y no elementos ficticios que te suavicen la música, y es más si hablamos de la parte con guitarra acústica en “La Red que nos Mantiene Unidos”, esta es una influencia clara de bandas de los 90s y solo por mencionar nombres; Abramelin, Purtenance y muchas más hicieron esto en sus primeros álbumes. Entonces, lo curioso dentro de la música de Thornafire es que tiene altas dosis técnicas, con una pared de guitarras influenciada por Immolation, pero que son solo una parte de su música, ya que el nivel técnico de las canciones es masivo, pero que no pisan notas suaves o con efectos limpios para que se le diga Technical Death Metal, porque la esencia de todo esta en como la guitarra se las apaña para ser brutal y con muchas sensaciones groove como en “The Great Deceiver”, sin olvidar que en canciones como "Saturno" con sintetizadores, te vuelan la cabeza. Además que la primera en mención tiene elementos que rozan completamente con lo Heavy Metal en sus armónicos, y acá claramente se denota la diferencia entres las bandas de Symphonic Deathcore, porque la batería es fuerte e intensa, pero se entiende todo lo que pasa dentro de las guitarras, y no es rimbombante como en las otras bandas de moda.
“Leprosario Lazareto” de Thornafire supera en muchos sentidos a su antecesor que fue “Magnaa” (2014) y los coloca en un aspecto privilegiado dentro de lo mejor del Death Metal de Junio. Porque en su anterior álbum, la música era más clásica, pero dentro de este último hay lugares más diversos y capas que son tremendas para cualquier amante del Death Metal con ese corazón pesado, bruto y tosco que siempre fue parte del sello de casa de esta banda chilena desde “Exacerbated Gnostic Manifestation” (2005) o inclusive mucho más antes con su EP llamado “Mortus Tenebræ Surrectus” (2001). Un regreso excelente y como siempre, nada de medias tintas o cosas tranquilas, solo Death Metal a la yugular.
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