10 de diciembre del 2021 | |
Estados Unidos | |
Unique Leader Records | |
Brutal Death Metal |
“Sermon of Mockery” (1993) es y será uno de los discos más infravalorados del Brutal Death Metal de inicios de los 90s, y no por el hecho de que sea de difícil digestión, o porque le decían brutal a Deranged de Suecia, que es lo más extraño que escuche catalogar a una banda de Death Metal clásico en los 90s. Pero no es por ese sentido, sino que al tener una idea un poco más groove que no se parecía a Suffocation y Broken Hope, la gente no le prestaba atención, y la idea original que tuvieron aquellos años se fue disipando en ese contexto groove que marcó un antes y después dentro del Brutal Death Metal. Porque luego de ese disco y su segunda producción “System of the Animal” (1997) que termino con el recorrido de Pyrexia, las cosas se dejaron intactas y bandas como Dehumanized, Prophecy, Immortal Suffering y muchas más continuaron ese legado sin hacerlo muy público hasta la salida de Dying Fetus con el “Killing on Adrenaline” (1998). Pero luego de 10 años, esta banda neoyorkina regreso con “Age of the Wicked” (2007), con una línea más estándar en el Brutal Death Metal y que se mantuvo hasta su disco del 2013, luego con “Unholy Requiem” (2018) y ahora este “Gravitas Maximus”, esta banda regresa a su origen groove, contundente y brutal que tuvieron en sus dos primeros álbumes.
Hace muchos años que no digería un disco de Pyrexia con tanto placer, porque si bien es cierto sus tres anteriores álbumes no son malos, tampoco son de ese camino conocido por aquellos que como yo tuvimos el placer de escucharlos en los 90s, y ese es el motivo por el cual “Gravitas Maximus” se adentra a pasos agigantados dentro de ese sonido, y sin miedo a decir que la continuación de su primer y segundo álbum, resulta ser este nuevo álbum, porque técnicamente y con los riffs respectivos que ellos ayudaron a crear, se tiene un álbum solido en más de 10 años de estar en otro rubro Brutal Death Metal, y el sonido añejo que le pusieron a la producción es algo increíble de escuchar por parte del único miembro fundador Chris Basile. Porque te regresa a ese pasado glorioso que tuvieron en los 90s, y junto a la guturación de Jim Beach, las cosas se hacen más viscerales y gruesas al estilo brutal groove, además de añadir, que el cambio de dirección gutural que le dio de su antecesor a este, es increíblemente mejor de lo que se esperaba.
Desde que todo empieza con “We Are Many” y termina con la homónima del álbum “Gravitas Maximus”, la música de Pyrexia en este nuevo sello es grata de escuchar, porque tiene todos los elementos que enamoraron a más de uno de los 90s, y que muchas cosas se sientan modernas en muchos sentidos, pues le da ese anexado que pocas bandas pueden llegar a desarrollar en su propio estilo. Y ellos lo volvieron a hacer sin necesidad de salirse de su sonido o diseño musical de siempre, obviando su camino conocido y teniendo ese sentido brutal, groove, visceral y desgarrador que tuvieron siempre. Con baterías de pocos blast beats, y mucho más metido en darle sabor a los ritmos de tarolas asimcopadas, doble pedal más potente que acelerado, guturaciones de muchos tipos, guitarras que le dan sabor a lo brutal y de pocos recursos técnicos, bajo contundente y apegado al guion de darle potencia a los golpes independientes del bombo. Creando esa maquinaria pesada ruda y de brincar que jamás debió alejarse Pyrexia.
Sin avanzar más, “Gravitas Maximus” regresa a lo entrañable de Pyrexia, destacando y aunque sea fin de año, el mundo del metal siempre sorprende y no será lo que personas cerradas quieren creer, que solo es dominado por las bandas super conocidas. Ya que por discos de fin año, casi siempre tuve que cambiar mi listado de mejores bandas del año. Un regreso contundente y esperado por muchos amantes de esta banda, que se perdió algunos años, pero ahora esta recargado y con esa estrella que los acompaño en los 90s. Recomendado.
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