Benediction es uno de los nombres pesados del Death Metal británico, debido a su personalidad que estuvo desde su primer álbum y que hasta el día de hoy se mantiene como uno de los máximos exponentes de su estilo en su país y de exportación al mundo. Entonces, dentro del marco de que la banda estará girando por Sudamérica, en Metallerium haremos de lo peor a mejor de esta banda británica para estar alistando los motores.
Estuve muchos meses escuchando este disco de Benediction, y recuerdo que lo primero que me choco fue el lado groove que tuvo la banda, el cual ya se sentía en mayor grado en “The Dreams You Dread” (1995) o lo que paso en “Grind Bastard” (1998). Pero acá el cambio de voz de Dave Ingram a Dave Hunt fue uno de los mayores golpes que tuvo el disco para colocarse en esta posición, aún estemos hablando de un Dave Hunt de muchos más espectros vocales en su manera cantar y que superan en todo sentido a su antecesor. Luego de eso las guitarras se van por ritmos mucho más hardcore y algunos detalles punk que son resaltables como en “The Temple of Set”, lo cual era extraño en su momento, y no es malo, pero se aleja del concepto que se conocía de la banda. Un disco que tiene sus momentos intensos y con ese gancho británico de la banda, pero su elevación en muchas canciones hacen entenderlo de otra manera.
Para mí siempre será una pena decir que Dave Hunt entro en la banda, cuando ellos no estaban muy inspirados, porque a pesar de que este disco se aleje completamente de “Organised Chaos” (2001). Las canciones se sienten frías y la música se siente con un breve regreso al pasado, pero si esa chispa que te motivará a escuchar su música; donde menciono nuevamente el trabajo de Dave Hunt es inmenso, es un vocalista que estaba por encima de las expectativas de la banda, y e sentía que encaja a media gama. Por eso el se retira y decide colocarle más fuerza a Anaal Nathrakh, donde su amplio espectro vocal es inmenso y no tiene límites. Entonces, este disco es de aquellos que mantiene su esencia y al mismo pecan de darte esa misma secuencia una y otra vez, con una caratula sin mucha idea y como decir tenemos que seguir vigentes, pero aún canciones como la homónima o “They Must Die Screaming”, tienen esa fórmula “Transcend the Rubicon” (1993) que hicieron gran a esta banda.
La primera piedra de larga duración de los británicos de Benediction, donde Mark "Barney" Greenway cantaba por primera vez y tenía un tremendo diafragma para cantar, y le dio un tremendo nivel gutural a la banda desde que todo empieza con esa psicodélica y satánica introducción de “Intro - Portal to Your Phobias” y luego terminas con “Spit Forth the Dead”. Donde la banda es una máquina a nivel general dentro de los ritmos, pero el porqué de estar en esta posición, es que debido a su producción que tiene el disco, el cual dejaron completamente en su segundo álbum, y por otro lado la esencia personal de la banda no se sentía en los ritmos, porque eran ideas mucho más crudas si lo comparamos con el lado groove que fue característico dentro del sonido de estos ingleses desde su segundo álbum.
La primera vez que este disco de Benediction, entre dentro de la corriente común de que era el peor sucesor de su tremendo “Transcend the Rubicon” (1993), porque habían dejado la valla muy alta para siguientes producciones, pero lo que mi cerebro de niñato no entendió aquellos años, era que estaba ante el camino que iba definir completamente el sonido de los estos británicos, porque acá la banda comenzaba a jugar con elementos mucho más largos en sus rítmicas groove, tenia un sonido muy limpio si lo comparas con sus tres producciones previas, y tienen debajo de la manga, un disco que se adapta a los tiempos de experimentación dentro del Death Metal y que se iban por otros lados desde que todo empieza con “Down on Whores (Leave Them All for Dead)”, canción que representa en todo sentido el mejor cambio de la historia de la banda, o sino canciones como “Answer to Me” o “Griefgiver”, que tenían otra clase de estructuras, que como repito en su momento no lo entendía, pero ahora y a la vejez se volvió en uno de mis discos favoritos. Adelantado en su momento, pero aún así faltaron algunas cosas por pulir.
Después de dos discos que me hicieron olvidar que Benediction estaba activo, la noticia de “Scriptures” y el regreso de Dave Ingram auguran buenas cosas, pero al mismo tiempo se podía esperara lo que sea, entonces y como lo dije en mi crítica de ese momento, no esperaba gran cosa de este disco, pero me termino encantando y devolviéndome la fe en todo sentido con esta banda que como lo dije, pensé desaparecida después de los dos álbumes con Dave Hunt. Y otro detalle curioso de este disco es que los sencillos de este álbum, son las canciones regulares del álbum, porque otras canciones dentro del álbum son mejores y tienen esa perfecta amalgama entre Death Metal duro, pesado y groove que lograron traerlo de vuelta y con la elegancia que siempre tuvieron, un disco que supera muchos en su pasado y los vuelve a colocar dentro de la mira.
Otro disco que en su momento fue para muchos una perdida de tiempo, porque decían que estaban ante otro Benediction, y no era la misma presencia que ellos esperan de 1993, pero curiosamente en 1998 las cosas ya eran distintas y esperar que un disco se parezca a otro, era imposible. Además, que después de su cuarto álbum, este fue un disco que elevo aún la capacidad de la banda para adaptarse a los nuevos tiempos que venían, porque recuerdo que me llegó este álbum en su formato cinta y con mi compañero metalero de aquellos años no lo dejamos de reproducir todos los días, porque era muy distinto a su anterior disco y tenía mucho más potencia en todo sentido, y encima era esa máquina groove perfeccionada que aceleraba cuando sea y ejemplo de eso es la tremenda “Agonised”, que hasta el día de hoy es para mí uno de los grandes himnos de la banda, porque entra con riff ganchero y luego se va a la velocidad, y siempre en medio todo su aspecto groove sin necesidad de tener cambios técnicos brucos o duros, solo Death Metal de corazón personal, y hasta el día de hoy es uno de los discos que más me agrada de la banda, porque aunque muchos se quejaban de la duración, a mí me interesaba un comino, porque los 61 minutos son atronadores, así que solo podría bajar un poco las sensaciones, pero si tomas en cuenta que ellos estuvieron en la explosión del Heavy, se les permite.
El disco que inicio con la personalidad de Benediction, y esta vez con Dave Ingram en las voces, donde la banda da un salto tremendo en producción, ideas y potencia, porque esto es una tremenda patada en el cerebro, existían nuevas cosas, la banda todavía no tenían esa idea groove completa en su música, pero ya se escuchaban a grandes pasos esas sensaciones que iban a ser parte de su personalidad. Donde la voz de Dave se lleva los atributos, porque es de aquellas que desde el inicio tuvo personalidad al cantar y con ese inicio de timbre que sería reconocible desde el polo sur y hasta el polo norte. Y algunas críticas decían que tenia mucho que ver con Bolt Thrower o eran parte de ese sonido, pero dentro de los 37 minutos, esto tenia otra matriz; pero como Karl Willetts estaba de invitado en “Jumping at Shadows”, pues todo lo que mejor se asemeja a este estilo o conocido, se tenia que asociar, porque así eran los 90s, todo lo que tenían semejanzas o tenia algo de otra banda, era tal estilo o era una copia de, por eso hasta el día de hoy Opeth y Cynic se conocen como banda de Progressive Death Metal, y ambas bandas jamás estuvieron dentro de ese tema, solo mezclaron y mezclaron. Así que lo mismo paso con Benediction, al tener solo un personaje conocido, pues eran copia de Bolt Thrower.
Y llegamos al final de esta idea de lo peor a mejor, donde Benediction llegó a su máximo nivel compositivo, y aunque acá las cosas no tenian mucho groove y era Death Metal más directo, si lo comparamos con sus cuarto y quinto álbum, "Transcend the Rubicon" (1993) es un disco que logro la consolidación de su primera época y consolido a Dave Ingram como uno de los más destacados vocalistas dentro del Death Metal. Entonces, todo lo que pasa en este disco es una obra maestro, los solos, riffs, voces, batería, esquemas y por encima de todo, la tremenda portada hecha por Dan Seagrave. Osea todo confluyo para que este disco se posicione como el mejor de su carrera, donde recuerdo en su momento que me voló el cerebro y tenía esa personalidad que superaba a su antecesor, además de las borracheras incansables con compañeros de colegio escuchando día y noche este disco. Pero ojo, no todo fue a nivel musical o visual, sino del grado de compresión y la detallada idea que tuvieron en las letras, lo digo porque, aunque aparentemente no tienen sentido para muchos que solo quieren que el Death Metal les patee el cerebro, estas emiten una atmósfera muy perturbadora y de locura genuina. Un clásico de clásicos.